Cuando todo falla, cuando todo resulta en vano,
cuando se está desesperado al
ver la destrucción
de la naturaleza y la miseria de los animales
perseguidos y maltratados,
siempre se puede recurrir
a la Fundación Franz Weber. – Franz Weber
Resumen
Sirva este artículo como pequeño homenaje
al que ha sido, sin lugar a dudas, uno de los defensores de la naturaleza más
importantes del siglo XX y principios del XXI: el suizo Franz Weber (1927- ). A
sus noventa años, el que hubiera querido ser poeta, para cantar su inmenso amor
por la naturaleza, decidió comenzar por salvarla antes de celebrar su belleza.
En esta comunicación analizaremos sus tres obras literarias: “Des montagnes à
soulever” (1976), “Le paradis sauvé” (1987) y “Entre chien et loup” (2009)
desde una perspectiva ecocrítica. Nadie supo crear como él ese vínculo tan
especial entre el público, la investigación, la ciencia y la protección de los
animales, las especies y el medio ambiente. Gracias a su lucha, conservamos hoy
muchos paisajes emblemáticos de la Suiza francófona. Sería éste el momento ideal
para que las regiones que salvó de la especulación y la destrucción medio
ambiental le brindasen su merecido reconocimiento. Lamentablemente, nadie es
profeta en su propio país, y bien es sabido que las personas, como Franz Weber,
que han luchado tanto por la salvaguarda de los paisajes más emblemáticos de
este planeta a menudo reciben tarde sus merecidos homenajes. Hoy Franz Weber ha
perdido su memoria, pero sus logros quedarán por siempre en el recuerdo,
gracias a la Fundación que lleva su nombre y a sus publicaciones.
*****
Tres, sólo tres, son las obras que Franz
Weber posee en su bibliografía, pero a pesar de tan breve carrera literaria, he
querido presentarlas hoy aquí para rendirle un pequeño homenaje. No, no fue un
escritor frustrado, sino un escritor que comprendió que para salvar la poesía,
la literatura, debía salvaguardar primero la belleza, la delicadeza, lo
auténtico, todo aquello que sirve de inspiración a un escritor o a un artista. Por
eso decidió abandonar las estanterías y salir a defender la vida. Esta es su
batalla, la de un escritor atípico que luchó siempre por la naturaleza y la
preservación de los valores inmateriales.
1. Des montagnes à soulever
Je me demande parfois ce que voient les
gens quand ils ferment les yeux. […] Votre humble serviteur aimerait capter le
chant des sources, des fontaines ou du vent… Mais il est hanté par le bruit des
arbres qu’on abat, des collines qu’on éventre… Par les cris que pousse la
nature quand on la viole ou qu’on l’assassine (1976 : 169-170)
Así de directo y de contundente se mostraba
Franz Weber en su primer ensayo Des montagnes à soulever. Esta obra, escrita en 1976, recoge parte de los
logros y fracasos que este Quijote moderno de la ecología va a llevar a
cabo contra los gigantes de la especulación, los políticos corruptos y los
constructores que pretenden cimentar los bucólicos paisajes de su Suiza natal o
de cualquier rincón de este planeta. En ella nos cuenta diez años de terribles batallas,
de gritos de alarma, de fracasos y de éxitos. Se
trata pues de un libro de anticipación como él mismo sugiere: « Je mettais
en garde contre l’avenir apocalyptique que nous préparaient l’obsession de la technique
et les excès de la société de consommation.»
Franz Weber nace el 27 de julio de 1927
en Basilea. Tras una formación comercial, con 22 años decide instalarse en
París para vivir una vida de poeta y continuar sus estudios de filosofía y de literatura
en la Soborna (Langel, 2004). Su primera opción: convertirse en periodista. En
1958 funda junto a la escritora Simone Chevallier la revista literaria “La Voix
des poètes”, de la que será redactor jefe durante casi quince años. En ella se
publicarán textos de grandes poetas como Cocteau o Mauriac, pero también de
escritores aún por descubrir. Franz Weber recorre en esta época el mundo como corresponsal
para grandes revistas alemanas y suizas, y conoce a grandes artistas francófonos
y extranjeros que más tarde le apoyarán en sus campañas. Amigo de Picasso, de Dalí,
entrevistador de Siméon, de Jean Gabin o de Michèle Morgan, acompañará a Moscú
a Mireille Mattieu. Su conocimiento de los medios le será posteriormente de
gran ayuda en la defensa de sus aspiraciones medioambientales.
En una época en la que la noción de la « protección del medio
ambiente », tal y como se la conoce en la actualidad, era aún desconocida para
la mayoría de sus conciudadanos, Franz Weber lanza su primera campaña
ecologista. Es un rincón de esa Suiza todavía preservada de la presencia humana,
en la Haute-Engadine, la que desencadena su nueva vocación y le hace abandonar su
ocupación y su sustento para participar en la lucha contra los especuladores
que amenazan con destruir el más bello y alto valle del mundo: la orilla del
lago de Silvaplana en Surlej “[c]’était le paradis retrouvé. Un site vierge,
lustral que nul n’oserait jamais violer” (1976: 22), lugar donde se encuentra
la Roca de Nietzsche en la que tuvo la revelación de Zaratustra[1]. Estamos
en 1965: “Dans la plus belle vallée du monde, d’infâmes salauds avaient
construit les plus hideux parking de la planète. Ils avaient touché à
l’intouchable! J’étais fou de colère! (1976: 23). Fundó con varias personalidades
de la Engadine una asociación “Pro Surlej”, cuyo objetivo era salvar de la
especulación las praderas que todavía se extendían hacia el lago Silvaplana, y compra
las tierras que rodean las propiedades de los especuladores, imposibilitando
así sus proyectos de construcción. La acción que llevará a cabo en esta época será su
primer gran éxito: consigue desmantelar un enorme proyecto de urbanización provocando,
con sus propios métodos – recurre a las redacciones de los periódicos, a la
radio, a la televisión, a la gente adinerada y aquellos que tienen la riqueza
del corazón y les muestra la Haute-Engadine, el valle de la luz, la Acrópolis
de Suiza-. Y no cede hasta que tanto los promotores, como los tecnócratas y los
financieros se rinden y renuncian al proyecto. Obtiene además al mismo tiempo
una mayor protección de toda la zona.
Esta
primera acción fue solo el comienzo de una guerra que ha estado combatiendo
desde entonces. La representación de un paisaje suizo amenazado por los excesos
de la urbanización y el turismo data de la década de 1970 (Krippendorf, 1977;
Walter, 1990). El ecologista no sospechaba ni por asomo en la cantidad de
batallas que le esperaban. Y no sólo en tu tierra natal, como veremos más
adelante. Unos años más tarde, en febrero de 1972, le llaman para salvar los
viñedos de Lavaux, a orillas del lago Lemán:
Je trouve
une grosse lettre express que la concierge a glissé sous ma porte. La lettre
vient d’un petit village de Lavaux : Aran. C’est un S.O.S. Un appel au
secours de vignerons qu’on veut délester de la meilleure terre à vigne pour y
construire des appartements de luxe pour parvenus… Je suis frappé de stupeur.
Je croyais le vignoble intégralement protégé. (1976 : 73)
Weber aún no es
activista a tiempo completo. Vive de sus artículos para las principales
revistas y aún no ha desarrollado completamente su “método rodillo”[2]: “Sauver
Lavaux? Tout Lavaux? Certes. La pustule n’agresse pas seulement Aran-Vilette,
mais tout le vignoble de Lavaux. J’ai pu m’en rendre compte le matin, en
faisant avec les vignerons le parcours de Vevey à Aran” (1976:
76). Funda la Asociación “Sauver Lavaux” y comienza con una petición que
pierde. Pero eso no le desanima y argumentando
que Lavaux no pertenece solo a sus habitantes sino que es parte del patrimonio
común, Franz Weber lanza en abril de 1973 una iniciativa popular cantonal para
la protección integral del viñedo, con el objetivo de introducir en la
Constitución de Vaud una protección definitiva de todo el territorio de Lavaux.
Es la primera vez en Suiza: nunca se había puesto este instrumento de
democracia directa al servicio de la protección de un lugar (1976: 86). El 12
de junio de 1977, el pueblo de Vaud acepta la iniciativa de Franz Weber con el
56.8% de los votos: la protección de Lavaux está registrada oficialmente en el
art. 6bis de la Constitución de Vaud, y en 1979 esta disposición se incorporará
en la Ley del Plan de Protección de Lavaux. La protección del viñedo parece estar
en ese momento asegurada. En la actualidad Lavaux forma parte del patrimonio mundial
de la UNESCO. Sin embargo, este registro no tiene valor vinculante y solo
alimenta la codicia... Lamentablemente, Lavaux sigue siendo una región particularmente
víctima de la presión inmobiliaria.
Otra de sus grandes batallas por
preservar el paisaje, esta vez en el cantón del Valais, fue en la estación de
Crans-Montana. Aquí llegó demasiado tarde, ya que la locura inmobiliaria había
comenzado en los años de 1960 “[p]our culminer dans une tour delirante qui
hurle de tous ses étages au milieu des autres buildings”[3]
(95). Franz Weber era consciente de que ya poco podía salvar de este
maravilloso lugar que fue en su día Crans-Montana. Consiguió paralizar la
construcción de otro inmenso hotel “Le Régent”, pero intervino en el
Haut-Plateau “pour crier au massacre, dénoncer les abus et les collusions. Je l’ai
fait dans le but de préserver d’autres sites en donnant Crans comme
l’exemple-type de destruction à tous les apprentis-sorciers qui creusent
avidement et bêtement notre tombe” (111).
En 1974, completamente abrumado por las
llamadas de ayuda, Franz Weber abandona el periodismo "ordinario" para
dedicarse por completo a la protección de la naturaleza y los animales. Se va
de París y se instala en Montreux, donde se casa y funda una familia. Su hija,
Vera, nace en 1974. En el mismo año, el ecologista se da a
conocer internacionalmente con su espectacular campaña contra la matanza de
focas. Junto a la actriz francesa Brigitte Bardot, atrae a unos 70 periodistas
al norte de Canadá.
En mayo de 1975, Franz Weber funda su
actual Fundación Franz Weber (FFW), de la que ahora es Presidente Honorario; y
en 1979 la organización internacional "United Animal Nations" (UAN) -
las "Naciones Unidas de los Animales". Desde la década de 1970, Franz
Weber y su Fundación han dirigido más de 150 campañas de protección animal y
ambiental en Suiza y en todo el mundo: en Francia, en Alemania, en África y en
Australia, llevando a la lucha toda su buena voluntad, hasta el punto de
desencadenar una verdadera campaña internacional a favor de la ecología.
2. Le paradis sauvé
L’Au, Monsieur Weber, est un écosystème qui fonctionne
parfaitement, une gigantesque et géniale installation de filtrage au pouvoir
nettoyant inimaginable pour l’eau comme pour l’air. Jamais la main de l’homme
ne pourra créée une telle perfection. Elle ne sait que le détruire. (1986 :
19)
Le Paradis sauvé es su segunda obra, publicada en 1986. Entre
1983-84, Franz Weber acude a otra llamada desesperada de auxilio:
Car ce n’est pas n’importe quel site qu’il
s’agit de protéger. Il s’agit du dernier site alluvial de grande étendue qui existe encore en
Europe, de la plus importante zone humide entre la Méditerranée, l’Adriatique,
l’Atlantique et la Baltique. (1986 : 8-9)
para salvar los bosques aluviales del
Danubio que se extienden entre Viena y la frontera eslovaca. Pero será en
Hainburg, donde se llevará a cabo una de las campañas más duras y mediáticas
realizadas por Franz Weber. El gobierno austriaco planeaba arrasar miles de
hectáreas de bosque en favor de una enorme central eléctrica. El proyecto DoKW
(Donaukraftwerke SA, la Sociedad de Energía Hidroeléctrica del Danubio), con el
apoyo del gobierno socialista austriaco del canciller Sinowatz, la
confederación de sindicatos y muchos actores del mundo económico, financiados
en gran medida por los bancos suizos, pretenden construir una presa y una
planta hidroeléctrica a la altura de esta pequeña ciudad (margen derecho),
amenazando el ecosistema del bosque aluvial más grande de Europa. Franz Weber se
pone manos a la obra y argumentando que “[l]es forêts du Danube n’appartiennent
pas seulement à l’Autriche. Elles appartiennent à toute l’Europe” (14), alerta
a la opinión internacional. A través de los métodos más inhabituales
e insospechados, aunque siempre legales, Franz Weber luchará hasta hacer caer
otro de los proyectos de especulación más cotizados de Europa, cifrado en miles
de millones. Invita personalmente a venir dos veces (en diciembre del 1983 y en
diciembre de 1984) a una treintena de periodistas europeos a este emblemático
lugar. Gracias a su iniciativa, 12.000 defensores se reúnen en el mismísimo
corazón del Au (bosque aluvial) el 8 de diciembre de 1984. Franz Weber da un
ardiente discurso provocando la ocupación del Au por los manifestantes. Luego
será apoyado localmente por estudiantes de varias universidades y miles de
otros austriacos (y europeos) de todos los ámbitos de la vida. El compromiso de
Franz Weber, el WWF, las asociaciones y personalidades ilustradas y valientes,
incluido el profesor Gustav Wendelberger de la Universidad de Viena, hizo
posible el abandono de la construcción de la presa y preservar este espacio
natural único. Afortunadamente, este inoportuno proyecto- desde un punto de
vista ecológico[4]
-, fue abandonado bajo la presión de los ecologistas y de la gente local. El bosque aluvial de Hainburg es ahora un
parque nacional.
Para Franz Weber no se trata sólo de
salvar un bosque o un humedal. Toda esta acción conlleva además un mensaje que
pretende hacer llegar al mundo entero y aprovechando que “Hainbourg est
maintenant une affaire mondiale” (184) quiere decirle a los políticos, basta, a
los corruptos, basta, a los inversores sin escrúpulos, basta. Tienen que dejar
de especular con el planeta: “Vous jouez avec le monde comme si vous en aviez
un deuxième en réserve”.
… je réalise que ce ne sont pas seulement
des millions d’arbres qui tomberaient sous les scies électriques, ce ne sont
pas seulement les ruisseaux et les étangs qui seraient asséchés, pas seulement
le sinistre béton, qui emprisonnerait tout, mais que c’est la vie même qui
serait exploitée, dévastée, étouffée, notre propre vie, symbole et expression
de l’amour. Avec l’Au, vivent au meurent toutes nos forêts, tous nos viviers,
nos ruisseaux, nos étangs, nos oiseaux, nos fleurs, nos sources. Nous devons
sauver l’Au pour que notre vie sur cette terre garde encore un sens, qu’elle
puisse conserver son sens originel (37).
Esta defensa del territorio natural es
considerada todavía hoy en día como uno de los actos fundadores de la ecología
austriaca. Como pequeña anécdota, comentar que el actual presidente de Austria,
Van der Bellen, fue testigo de este acontecimiento en 1984. Hoy es el primer
jefe de estado ecologista en Europa elegido por sufragio universal.
3. Entre chien et loup
Entre chien et loup es su tercera obra. El título significa
la tarde o la mañana, esa hora del día en la que está todavía demasiado oscuro
para diferenciar un perro de un lobo. El perro simboliza el día porque, al
igual que él, puede guiarnos; mientras que el lobo sería el símbolo de la
noche, representando una amenaza, pero también las pesadillas y el miedo. Así
se presenta la tercera obra de Franz Weber: veintiocho historias situadas entre
el sueño y la realidad, entre el perro y el lobo. Veintiocho cuentos sobre los
grandes compromisos hacia la naturaleza,
la cultura y la vida.
Es un retrato del otro Franz Weber: detrás del ilustre defensor se
esconde un poeta que vela por el planeta. Estos cuentos de misterio, amor,
fervor o belleza contienen las claves de toda una vida dedicada a la defensa de
la belleza y la poesía en nuestro mundo industrializado. Estas historias
transforman, cada una a su manera, nuestra realidad decepcionante en un mundo
por el que vale la pena vivir y luchar, donde el poeta se interroga sobre los
misterios de la creación.
Franz Weber comienza a escribir estos relatos durante el periodo de
efervescencia literaria de la post-guerra en Francia. Eran historias que le
habitaban y por ello era necesario hacerlas salir, nos rebela el poeta. Son
relatos que nos hablan de amistad (“Une poignée de terre brune”), de traición
(“La bonne cause”), de amores, a veces felices como “Angelica”, otras veces
desdichados, los hay que incluso van más allá de la muerte “Le pilier des
anges”. Descubrimos a un Franz Weber romántico que describe simplemente la
vida, la vida y la muerte, la vida en el más allá o la vida interior que cada
ser posee. Canta y nos presenta esos valores inmateriales que tanto aprecia, en
una realidad también inmaterial dónde los vivos hablan con los muertos y los
muertos aparecen entablando un diálogo con los vivos que va más allá de la
propia muerte: “Les montagnes sont témoins: nous sommes liés au-delà de la
mort!” (96). Sus personajes nos dicen: “nous sommes tous solidaires, les
vivants et les morts”. En esta realidad inmaterial todos sus personajes están
en contacto con la otra vida, con la vida espiritual, y toda forma de vida
posee un alma. Uno de sus cuentos más entrañable es “Regret”, en el que un niño
huérfano de madre aprende a escuchar el alma de las plantas gracias a los
consejos de ésta. Estas son las últimas palabras que le dice su madre en su
lecho de muerte: “Dans cette vie, mon enfant, seules les plantes ne te
trahiront pas. Ne t’éloigne jamais d’elles. Leur âme ressemble à la tienne”
(182). Todo ser sintiente tiene un alma para Franz Weber, humano, planta o
animal. Si toda la humanidad comprendiera y respetara este precepto dejaríamos
de hacernos daño entre nosotros y el mundo sería un lugar mejor para todos: “El
mundo sería un paraíso, como lo fue en otro tiempo”, nos explica.
El futuro está repleto de promesas. En todo caso, en este libro
aparecen muchos interrogantes que podríamos calificar de filosóficos sobre el
sentido de la vida. Franz Weber nos enseña que no podemos estar en paz con uno
mismo si no desarrollamos los dones que hemos recibido al nacer, es lo que
llama “estar en el eje de rotación” (17) que ha regido siempre nuestro nacimiento. El
suyo está marcado por esa ardua defensa de la belleza como poeta y escritor,
pero también como ecologista, ya que no sólo se deben cantar los paisajes,
también hay que defenderlos. Franz Weber comprendió que para defender la
poesía, los valores inmateriales, había que salir a la calle a luchar. Para él las
dos actividades, tanto la literaria y la ecologista, eran una misma batalla.
La conciencia ecológica ha cambiado mucho desde el comienzo de su
lucha en 1965. Pero desafortunadamente, y a pesar de estos cambios en la
ecología, la población y las autoridades se han acostumbrado a la degradación
de los paisajes. El público comprende en gran parte lo que ocurre, pero
desagraciadamente la realidad es muy triste. Si miramos a nuestro alrededor nos
damos cuenta de hacia dónde va el mundo, sólo se defienden los valores
materiales, es decir, aquello que proporciona dinero. En lugar de defender lo
que es esencial para cualquier ser humano, lo que le hace verdaderamente crecer
como persona. Por ello, debemos continuar luchando y defender nuestra hermosa
naturaleza. Porque sin naturaleza difícilmente puede existir la poesía.
Conclusion
Franz Weber es el hombre que mueve
montañas. Para salvar los paisajes de Engadine y todos aquellos que constituyen
nuestro patrimonio, nuestro capital, mucho más precioso que todo el dinero del
mundo. El ecologista recorrió Suiza, Europa y el mundo, multiplicando sus
campañas a menudo poco entendidas. Ganadas, sin embargo. Pero nunca ha sido tan
maltratado, denigrado, calumniado, despreciado como lo ha sido en su propio
país, y especialmente en el cantón de Vaud, donde salvó de las garras de los
especuladores las terrazas de Lavaux, la octava maravilla del mundo. Mientras que en el extranjero era nombrado ciudadano honorífico de
Texas, de Delphi, celebrado con diplomas y premios, la justicia vaudoise
lo persiguió y lo detuvo para fomentar una campaña de difamación promovida por hombres
de negocios de Zurich e instrumentalizada por un periódico sin fe, el
Wletwoche. Fue necesario un juicio del Tribunal de Derechos Humanos de
Stransbourg para que la justicia del cantón de Vaud cesara sus injustas acusaciones.
Peor aún, la comunidad de Montreux, a la que algunos ciudadanos pidieron que homenajearan
al ecologista con la Medalla de la ciudad, se negó a actuar, con el pretexto de
que Franz Weber se oponía a la nueva Constitución de Vaud. Y con razón, ya que en
ella no se garantiza la protección de Lavaux. Siempre ha sido un visionario: sus
campañas han ayudado regularmente a abrir los ojos de la población, a menudo
incluso décadas más tarde (Mombelli, 2012). Como en el caso de Lavaux, cuyos
viñedos en terrazas han sido catalogados como Patrimonio de la Humanidad por la
UNESCO en 2007.
Hacerle justicia sería ser testigo, a
través de una adhesión militante, de la batalla nunca ganada contra la destrucción
de la naturaleza y sus criaturas, porque como la Fundación Franz Weber
demuestra cada día, la naturaleza y su belleza, la vida y los animales no
pertenecen a un país, sino a toda la humanidad y deben ser protegidos por el
bien común.
Bibliographie
Krippendorf J., 1977. Les
dévoreurs de paysages. Le tourisme doit-il détruire les sites qui le font
vivre?, Éditions 24 Heures.
Langel, R., Franz Weber. L'homme aux victoires de l'impossible,
éditions Pierre Marcel Favre, 2004
Laroux, A., Paysages urbains : le trajet du regard : dessins, peintures et
textes. Lausanne : L'Age d'homme, 2013.
mombelli, A. « Franz Weber, écologiste romantique et solitaire », Swissinfo.ch,
13 mars 2012.
Pulver, C. Franz Weber ou La Fureur d'aimer, éditions Pierre
Marcel Favre, 2002
Weber, F. Des montagnes à soulever,
éditions J.-J. Pauvert, 1976.
--, Le paradis sauvé, éditions Pierre Marcel
Favre, 1987.
--, Entre chien et loup. Vevey : Xenia,
2009.
--, Une
heure avec la création : comment je vois la nature, Vevey : Xenia, 2012.
Walter F., 1990. Les
Suisses et l'environnement. Une histoire du rapport à la nature du XVIIIe siècle
à nos jours, Zoé.
* Comunicación presentada en el XXVII
Coloquio de la AFUE. Coloquio
Internacional AFUE La Recherche en Études Françaises : un éventail de
possibilités. Organizado por la Universidad de Sevilla. Sevilla, del
9 al 11 de mayo de 2018.
[1] El cambio que se operó en el pensamiento
del autor alemán fue la idea de que el Hombre era parte de la evolución de la
naturaleza, y que el proceso evolutivo no se ha parado, por lo que en el futuro
aparecerá una nueva especie, el superhombre.
[2] Franz Weber
transforma cada campaña de protección medioambiental en una información de
actualidad y sirve a la prensa noticias
interesantes y vendibles.
[3] En un contexto
permeable a una nueva arquitectura de montaña, nacen construcciones audaces en
los años sesenta, como la torre Super-Crans o la impresionante residencia Les
Mischabels, emblema de una arquitectura urbana en los Alpes.
[4] Además de la
destrucción de un centenar de hectáreas de bosques aluviales, de islas e
islotes, la construcción de diques y la desaparición irreversible de las orillas
naturales, la presa hubiera impedido que el Danubio fluyera libremente. La
llanura aluvial ya no hubiera podido beneficiarse de las inundaciones y su
dinámica se hubiera interrumpido. La dinámica natural del agua subterránea
también se hubiera visto alterada.
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