lunes, 27 de diciembre de 2021

MITOLOGÍAS, LEYENDAS Y CUENTOS DEL PIRINEO: CUANDO LA ORALIDAD SE CONVIERTE EN ESCRITURA

 

Au moment où l'esprit de la légende, cette force vivante du passé,

 s'affaiblit et meurt chaque jour, sur tous les points de la France,

 il importe à l'histoire de recueillir sans délai ses meilleures créations :

bientôt, il ne sera plus temps.

Eugène Cordier en 1855.

 

La humanidad siempre ha tenido miedo

 de las mujeres que vuelan.

Ya sea por brujas o por libres

(Jakub Rozalsky)

Resumen

 

El presente artículo estudia la literatura oral en mitos, leyendas y cuentos del Pirineo francés y español. Mediante la lectura de una selección de ellas, el trabajo analiza los principales temas y motivos de la literatura oral, y explica la dimensión mítica y mágica de los personajes y seres imaginarios del universo pirenaico. Su objetivo es estudiar y valorar la innegable unidad cultural del Pirineo. El artículo pone de relieve la temática predominante en los relatos, así como el rol de sus protagonistas en el mundo representado, demostrando la enorme riqueza literaria y cultural existente en ambas vertientes.

 

PALABRAS-CLAVE: literatura oral, motivos tradicionales, mitología pirenaica, seres imaginarios.

 

 

Son miles las historias, cuentos y leyendas que pueblan las dos vertientes del Pirineo, tantas, que sería imposible mencionarlas todas en esta comunicación. Cada valle de Pirineos es un mundo en sí mismo, y aunque cada uno conserva su propia identidad, preservada y mágica, todo un territorio mitológico común une a estas montañas, desde el País Vasco hasta el Rosellón. Han sido muchos los escritores que, con gran paciencia, pasión y dedicación han publicado cientos de obras recopilando esta tradición oral a ambos lados de la frontera: vascos como José Dueso o Jean-François Cerquand, aragoneses como Juan Dominguez Lasierra, catalanes como Jacint Verdarguer, occitanos como Antonin Perbosc o Michel Cosem, gascones como Jean François Bladé, entre muchos otros. El objetivo de esta comunicación no es dar a conocer ese mundo de magia y fantasia que nos viene dado a través de la tradición oral de los pueblos montañeses, esto ya lo realizan magníficamente los autores mencionados anteriormente, sino analizar los principales temas y motivos de la literatura oral, explicando la dimensión mítica y mágica de los personajes y seres imaginarios del universo pirenaico para probar la innegable unidad cultural del Pirineo.

La tradición oral es una de las actividades comunicativas humanas más antiguas y distendidas a lo largo del planeta, entre cientos de culturas. Es considerada por la Unesco como patrimonio intangible de la humanidad[1], recurso necesario para la supervivencia de las culturas. A través de este hecho comunicativo sociocultural con base en el lenguaje hablado se transmiten los conocimientos históricos, científicos y culturales, a una comunidad, con el fin de preservar dichos saberes de generación en generación.

La multiplicidad de géneros literarios en la tradición oral es bastante evidente. Entre ellos se aprecian las poesías, los refranes, los cuentos, las leyendas, los relatos, los mitos; todos y cada uno bien explícitos y diferenciados. El relativo aislamiento en el que han estado inmersos los valles pirenaicos ha propiciado la conservación, hasta tiempos recientes, de un rico legado inmaterial. Las fábulas, los cuentos y las leyendas están presentes en la cultura de todos los pueblos, pero es en estas sociedades montañesas, como la pirenaica, donde adquieren mayor importancia. La tradición oral en los Pirineos se ha transmitido principalmente al calor del hogar doméstico, donde se desarrollaban largas veladas en los meses invernales y se contaban anécdotas, historias y leyendas en las oscuras y frías noches pirenaicas que, por su carácter práctico o moralizante, formaban parte de la educación de los niños, perpetuando generación tras generación la transmisión de conocimientos y vivencias. La despoblación del mundo rural hizo que, junto con las gentes que se fueron, también se hayan ido todos esos relatos. Por ello, resulta indispensable mantener vivo este patrimonio oral, por ser trasmisor de valores tan importantes como la amistad, la solidaridad, la tolerancia, el respeto, el cariño, la paz, el enriquecimiento de lo plural, el racismo, las guerras, las diferencias, los rechazos e incluso el amor por la naturaleza. En la actualidad existen esperanzadoras propuestas para que perduren en el tiempo estas historias como el “Cuentacuentos del Pirineo” que la Asociación Mallau Amigos de Susín (Biescas) lleva a cabo desde hace ya once años. Su duodécima edición ha debido ser dos veces aplazada debido a la pandemia. Del lado francés tenemos a la Asociation de Raconteurs de Pays des Pyrénées-Atlantiques, creada en 1998 y cuya misión es ofrecer, a través de paseos, una lectura original del lugar, de la cultura o del paisaje que se visita, al mismo tiempo que se comparten secretos y emociones para ayudar a descubrir cosas ocultas y misterios.

Y es que las hadas, los genios y los duendes, hechiceros y encantadores pueblan estos lugares que han inspirado la literatura romántica, sin olvidar en esta tierra de dioses y hombres, el lugar especial que siempre ha mantenido el oso en la mitología pirenaica, y que se remonta a la noche de los tiempos.

En esta comunicación, por cuestión de tiempo, nos vamos a centrar en aquellos relatos mitológicos, leyendas y cuentos que se comparten en las diferentes regiones de esta cordillera. Un pequeño ejemplo que esperemos sirva para despertar la curiosidad y descubrir la magia de este lugar tan leyendario.

 

1. LA MITOLOGÍA EN PIRINEOS: PERSONAJES Y RELATOS

En el prólogo del Trésor de la mythologie pyrénéenne, Olivier de Marliave escribe:

Existe-t-il une mythologie pyrénéenne ? La présence de cet ouvrage constitue déjà une réponse. [...] Ce qu'il reste de cette mythologie, ce sont des contes et légendes, des pratiques religieuses sous lesquelles les traces de cultes païens transparaissent parfois [...], la masse des traditions et superstitions populaires [...]. Nous entendons par mythologie les croyances, les pratiques et les comportements qui ont expliqué et continuent parfois d'expliquer les rapports des Pyrénéens avec le monde de l'imaginaire et du mystérieux. (Marliave, 1996)

La identidad simbólica del espacio pirenaico se ha forjado a través de sus innumerables construcciones mitológicas. Constituyen una unidad geográfica coherente, sin embargo, son mucho más heterogéneos en lo que respecta a su cultura, religión y sociedad ya que han sido habitados por distintos pueblos, que hablaban diferentes lenguas. Además del francés y el castellano, relativamente recientes, se ha hablado, de acuerdo con las regiones, aragonés, occitano ─languedociano, gascón, bearnés─, catalán, aranés, euskera y dialectos y subdialectos locales. Dos son los factores específicos de esta cordillera que han afectado el desarrollo de una mitología arraigada y compleja: siempre ha sido un lugar de paso desde la prehistoria y, paradójicamente, un lugar muy aislado por su condición montañosa. Esto ha protegido las tradiciones del macizo y retrasado el avance de la religión cristiana y en general, de la modernidad.

La cordillera sigue manteniendo esa aura mística, casi mágica. Hay pruebas de cultos muy antiguos, por ejemplo, los crómlechs de Okabe, y también de dioses locales como el dios del sol Abellion. Estos cultos están a menudo relacionados con las tradiciones celtas y galas, pero sobre todo con las vascas —en la prehistoria un grupo ocupaba la mayor parte de la cordillera—. Muchas de estas deidades fueron asimiladas por el panteón religioso romano, una costumbre muy típica de parte del imperio.

Los mitos son importantes porque sirven para explicar una realidad imposible de comprender hasta el momento. Las relaciones de la tierra con lo desconocido se han explicado a través de los saberes y creencias que, de alguna forma, pretendían hacer más habitable la realidad. Así ha sido a lo largo de la historia y así es en la actualidad. Los pequeños, los débiles, los eternamente rechazados del destino, como eran los campesinos de las montañas, inventaban otro mundo donde se sentían vencedores. Al mismo tiempo se buscan maneras de escapar a las fuerzas del mal e invocar a los dioses para solicitar sus favores. Cómo resistirse a conocer la magia de Bosnerau o de la Giganta de Riglos en la Foz de Escalete, el misterio del Toro de Oro de Ayerbe o el sorprendente Abeliou, Dios del sol de los Pirineos.

Bosnerau es el inventor de la agricultura y la ganadería, un ser extraño y gigantesco que controlaba los secretos más profundos del Pirineo. Su pareja femenina se llama Basandere (Señora del Bosque o "Señora Salvaje"). El personaje es común en la mitología vasca y aragonesa, aunque recibe diferentes nombres. En Euskadi le llaman Basajaun; Basajarau en los Valles Occidentales y Bosnerau en el Pirineo central. Todo su cuerpo estaba cubierto de pelo, el cabello se confundía con la barba y esta, a su vez, ocultaba el resto de su cuerpo. Vivía en cuevas, alejado de la sociedad, aunque era tremendamente bueno con los pastores de los pueblos cercanos. De hecho, cada día salía a pasear por los bosques y cuando se avecinaba una tormenta o una manada de lobos se dirigía a los establos, Bosnerau silbaba tan fuerte que su reclamo era capaz de oírse a cientos de kilómetros. De esa manera, los pastores sabían que debían resguardarse. «Al brotar la hoja, siémbrese el maíz; al caer la hoja, siémbrese el trigo», les decía. Gracias a él, los humanos aprendieron a sobrevivir en las montañas y, por ello, es un personaje tremendamente querido.

Abellion, Abelio, Abello o Abelion es el nombre que recibe el dios señor de los manzanos de los antiguos habitantes de la Galia, Iliria y Aquilea y en general en el sudoeste de Francia. Su nombre sugiere que era una deidad solar, señor de los veranos, similar al dios grecolatino Apolo. Se han encontrado varios altares votivos y estelas epigráficas en su nombre en los Pirineos centrales (especialmente en Cardeilhac, Aulon, St Béat, St Aventin, St Bertrand, Montauban de Luchon...). En el valle de Lesponne (Altos Pirineos), la cruz de Béliou es un ejemplo del culto solar en los Pirineos. En la cruz está esculpido un rostro (cara redonda) que, según los especialistas, podría ser una representación simbólica de Abellion o Abelio. Los numerosos dioses autóctonos, como Abellión, nos son conocidos gracias al asentamiento romano en los Pirineos. Cuando los romanos introdujeron sus cultos oficiales (Augusto, Júpiter, Juno...), nació entre los pirenaicos una moda mimética por los exvotos (altares votivos). Los pirenaicos, imitando a los romanos, tenían multitud de altares votivos grabados en mármol o piedra caliza en nombre de estas divinidades. Así podemos conocer hoy los nombres de estos dioses de las rocas, los árboles, las fuentes...

La Giganta de los Mallos de Riglos forma también parte de esta mitología pirenaica. En la Hoya de Huesca, al sur del Pirineo, se alza una impresionante formación rocosa. Unas verticales paredes conglomeradas esculpidas por el tiempo que conforman un entorno natural único. Los Mallos de Riglos son un rincón de aventura y escalada, pero también un espacio mítico. Cuenta una vieja historia que, en una aldea de la zona, Foz de Escalete, habitaba una extraña anciana de un tamaño tan gigantesco que atemorizaba a todos los habitantes. Era hilandera y, además, tenía fama de bruja. Cansada de ser rechazada por todos, hizo aparecer de la nada las inmensas rocas, y con una fuerza sobrehumana las clavó junto al río Gállego para refugiarse tras ellas. Desde entonces se oculta allí, y casi nadie la ha vuelto a ver. Pero dicen que la giganta bruja se aparece una vez al año, en la Noche de San Juan, cuando llega la medianoche, se le puede ver sentada en El Pisón, con lo que, de esta forma, cuando tiene que mojar el lino y el cáñamo para hacer su labor, no lo hace con su saliva, sino que de cuando en cuando moja los dedos abajo en las aguas del Gállego. En la mitad de ese mallo, en efecto, puede verse una roca a la que se llama, por el parecido, el Huso o también el Puro.

La existencia de riquezas ocultas está rodeada de mucha leyenda y tradición oral popular, transmitida de padres a hijos. En la provincia de Huesca existe una larga tradición aragonesa sobre los musulmanes que no pudieron huir con sus tesoros y los enterraron con la esperanza de volver para desenterrarlos. No es raro que los tesoros escondidos se les atribuya casi siempre a los musulmanes, ya que acumularon grandes riquezas. De aquí nació el misterio del Toro de Oro de Ayerbe. Ya avanzado el siglo XI, el empuje de los ejércitos cristianos, apoyado en los cercanos e inexpugnables castillos de Marcuello y de Loarre, obligó a los musulmanes a abandonar su tradicional fortaleza de Ayerbe. Hasta ese momento había servido de vigía durante tres siglos frente al paso natural que el río Gállego abre hacia el corazón del viejo Aragón. Como poco a poco la situación iba empeorando, algunos musulmanes optaron por la huida y otros por la rendición, muchos fueron los que finalmente tras reflexionar decidieron quedarse. Se discutió entre todos qué hacer y tomaron la decisión, antes de abandonar la fortaleza, de fundir todos los tesoros y objetos que tenían oro y hacer un hermoso toro dorado. Decidieron ocultarlo en uno de los pasadizos subterráneos del castillo ayerbense, en espera de volver a recuperarlo cuando la situación mejorase. Sin embargo, tras unos meses, el castillo pasó a manos de los cristianos para siempre y el paradero del toro de oro, celosamente escondido, se convirtió en un secreto. Los nuevos señores cristianos, conocedores de su existencia y cegados por su codicia, contrataron a varios adivinos para que les indicaran el lugar exacto de su ubicación, ya que los musulmanes que permanecieron en la villa nunca dieron ninguna pista sobre el paradero exacto del toro dorado. Todavía en la actualidad, de vez en cuando, surge alguien que trata de arrancar a esas venerables ruinas su secreto: el paradero de ese toro de oro escondido en torno al derruido castillo de Ayerbe que los musulmanes ayerbenses enterraron en espera de tiempos mejores.

Existen varias versiones sobre el toro de oro dependiendo de la zona en la que nos encontremos. En Aragón, por ejemplo, encontramos el toro de oro de Griegos, cuya historia es muy similar. Como nos dice Juan Dominguez Lasierra existe “todo [un] cúmulo de tradiciones sobre tesoros cultos, dejados por el moro a su paso por nuestros pueblos” (2009: 172).

 

2. LEYENDAS REALES Y SOBRENATURALES

Mediante la literatura oral los habitantes de estos parajes daban significado a muchos hechos no comprendidos y a diferentes creencias espirituales. A su vez, se produce una transferencia de conocimiento y una impartición de lecciones de vida o consejos de forma intergeneracional. En la actualidad este bagaje mitológico e inmaterial se ha ido diluyendo y perdiendo como en muchas otras regiones rurales de Europa.

Las leyendas no nos han llegado intactas desde el pasado, sino en forma de retazos, de resúmenes. Aunque su origen histórico, en gran parte modificado por la imaginación popular, no resulta dudoso, éstas quedan fijadas a lugares muy concretos como veremos a continuación. Estos retazos permanecen aún vivos ya que esta percepción de lo fantástico siempre ha tenido un gran peso cultural y etnológico en la comunidad. De igual manera, se puede afirmar que ha sido un componente indisociable de la capacidad de supervivencia de los montañeses ya que aportaba saberes de su propio ‘nicho ecológico’ a las generaciones más jóvenes, y sentido último a las mayores. Como se puede observar, la leyenda era más que un mero entretenimiento y se constituía en parte de un modus vivendi, si no absoluto sí complementario para su identidad.

Dentro de este apartado, podemos diferenciar varios tipos de Leyendas en Pirineos que aquí clasificaremos en:

 

2. 1. Leyendas etiológicas. - Estas leyendas aclaran el origen de los elementos inherentes a la naturaleza, el origen de un fenómeno natural o un accidente geográfico como los ríos, lagos y montañas. Entre ellas destacamos una que nos habla de la creación de la propia cordillera: la leyenda de Pyrene[2].

En la vertiente francesa, según el mito, relatado por Silius Italicus[3] sobre el paso de Aníbal por esta región, Pyrene fue seducida por Heracles (aquí llamado Alcide o Hércules), anfitrión del rey Bebryx y él mismo “poseído por Baco”, cuando se dirigía a las tierras de Gerión.

Después de su partida, Pyrene, desesperada, huyó a los bosques, dio a luz a una serpiente y fue asesinada por las fieras. La piedra de Oô, descubierta en los Pirineos centrales, en la región de Bagnères de Luchon, y conservada en el Museo de los Agustinos de Toulouse, que representa de forma burda a una mujer con una serpiente que sale de su sexo y muerde (o amamanta) un pecho, se ha relacionado, sin ninguna certeza, con esta leyenda. A su regreso, Heracles le construyó una tumba en las montañas, que tomó el nombre de Pyrene. Las leyendas posteriores suelen decir que los propios Pirineos fueron levantados por Hércules para convertirse en la tumba del Pyrène. Esta es la versión que Jean-Claude Pertuzé adaptó libremente y como el mismo dice “en douceur” en 1997 para las Éditions Loubatières. Los habitantes de Ariège ubican la tumba de Pyrène en la cueva de Lombrives, situada en la localidad de Ussat-les-Bains, donde, gracias a la imaginación de los guías, se puede admirar una estalagmita que representa su sepultura.

Existen, por supuesto, varias versiones de esta leyenda, pero quizás la más popular en la vertiente española sea la que reza que mucho tiempo atrás, Gerión derrotó a Túbal, rey de la península Ibérica. Gerión se enamoró de la hija de Tubal, Pyrene, una ninfa del bosque, que huye a los bosques de la llanura para esconderse. Gerión sabía que tenía que matar a la princesa para poder hacerse con el control total como nuevo rey de Hispania. La persigue llegando hasta la frontera con Francia. Al no encontrarla decide quemar todo ese vasto territorio. Hércules también enamorado de la joven fue a salvarla. Pero no pudo hacer nada por ella. La princesa moriría presa de las llamas. Destrozado y arrepentido por la pérdida, el héroe griego quiso darle sepultura en algún punto entre el valle de Benasque y el Valle de Aran, dando lugar a la cordillera que llevaría su nombre, los Pirineos. Pyros, palabra griega significa Fuego y Neos significa nuevo. Así pues, Pirineos significa Fuego Nuevo.

Tras la muerte de la ninfa, las nieves se apoderaron del valle, el agua empezó a correr y el verde se extendió por cada rincón. En ese momento, cientos de personas comenzaron a poblar los Pirineos, al igual que los gigantes que vieron en aquella ubicación, una morada irresistible. Uno de ellos fue Netú, un gigante cruel y malhumorado. Un día, Netú, con la ayuda de una flecha asesinó a Atland, descendiente de los antiguos atlantes quienes sostenían la tierra sobre sus hombros. Los dioses, al presenciar aquella escena decidieron someter al gigante y le lanzaron un rayo. Al instante, Netú, se desplomó sobre el valle, siendo sepultado por miles de rocas hasta crear el Aneto. Dicen que las nieves perpetuas del glaciar son las blancas barbas de Atland.

Que Netú quedó convertido en el pico del Aneto es la leyenda más popular de la zona, pero tiene, como todas, sus matices. Una versión añade una guerra entre los gigantes y el Olimpo. Al parecer, los gigantes se propusieron alcanzar la morada de los dioses y amontonaron tantas montañas como pudieron para llegar a ellos. Pero los dioses vencieron con la inestimable ayuda de Hércules. El caso es que los pocos gigantes que sobrevivieron a la ira de las divinidades se escondieron en las montañas de los Pirineos. Ese fue el caso de Netú, que estaría, entonces, de mal humor por esta guerra perdida. Habiendo fracasado como guerrero revolucionario, decidió convertirse en pastor. Y aquí empezaría su historia.

Netú: La Leyenda del Aneto de Carmen Castán es una obra publicada en patués, aranés y occitano, cuyo objetivo es poner en valor los aspectos comunes de varios territorios: Benasque, Viella, Luchón y Mijaran. Por un lado, como territorios pirenaicos transfronterizos, que comparten una similitud orográfica y una manera parecida de vivir. Por otro lado, se pone en valor la cultura oral (a través de una leyenda) y la lengua oficial de cada uno de los territorios que toman parte del proyecto, que son minoritarias, y que se tienen que cuidar y promover (benasqués, occitano y aranés). Y, finalmente, se remarca el espíritu de cooperación entre los tres socios trabajando de manera conjunta en el proyecto Interreg-POCTEFA[4] de difusión de sus territorios.

Pero quizás la leyenda más famosa sea la creación de la Brecha de Rolando, por ser este uno de los caballeros más reconocidos de su época gracias a su destreza, su porte arrogante y su extraordinaria bravura. Sobre el año 800 Roldán sobrino del Rey franco Carlomagno, se dirige a Zaragoza con el más poderoso ejército del siglo VIII, después del asedio a la ciudad de Zaragoza inicia su retirada. Cuentan que Carlomagno, al retornar hacia su patria a través de esta cordillera, sufrió varias emboscadas, y en la última, la retaguardia de su ejército fue aniquilada por los vascones en el Valle de Roncesvalles. Rolando luchó valerosamente contra sus enemigos, ayudándose de su lanza y su poderosa espada, pero fue finalmente derrotado. Malherido huyó cautelosamente hacia las tierras francesas perseguido por sus enemigos y consiguió llegar hasta el valle de Ordesa, hasta el último repecho de la montaña, desde donde pudo ver a sus perseguidores y comprendió que estaba atrapado. Sabiéndose muerto porque no podía hacer frente a sus rivales, decidió deshacerse de su poderosa espada para que no cayera en manos contrarias, y la lanzo con una sobrenatural fuerza al otro lado de la montaña haciendo llegar a su patria un último saludo de despedida. Fue tanta fuerza la que uso que la espada en vez de golpear la pared de piedra y caer al suelo, partió la montaña haciendo que se abriera una brecha de grandes proporciones. Cuentan los ancianos de la zona que, desde entonces, y en su honor, esta gran brecha y paso natural con Francia lleva su nombre.

2.2. Leyendas Históricas. -  Aquellas que han ocurrido en guerras o conquistas, como la que narra la Conquista del castillo de Alquézar por los cristianos. – Cuenta la Leyenda que el tirano rey moro Jalaf Ibn Rasid, durante su reinado en Alquézar Huesca y el vasto territorio del Somontano exigía a la población cristiana del contorno llamado tributo de las doncellas. Hasta que un día, una joven vecina del pueblo de Buera, tan valiente como hermosa decidió tomarse la venganza por su mano. A su señal, los cristianos atacarían la fortaleza castillo de Alquézar y así vencerían a los moros sin dificultad. Todos intentaron persuadirla de que su encrucijada era una locura. Pero la valiente y hermosa joven al caer la noche se vistió con sus telas más sutiles. Se recogió el pelo con una peineta bien afilada y se fue al castillo para ofrecerse al Rey moro. Una vez presentada, el rey Jalaf Ibn Rasid embriagado por el vino de la cena, sucumbió ante la belleza de la hermosa joven. Después de poseerla y gracias al vino ingerido, el rey se quedó dormido. En ese instante la joven aprovechó para clavarle la afilada peineta en el corazón. Con la sangre derramada mojó un pañuelo blanco que mostró por la ventana. Esta era la señal que esperaban los cristianos para atacar el castillo. Tal fue el desconcierto de los musulmanes que, antes de ser apresados por los cristianos, decidieron precipitarse por los acantilados hasta el fondo del barranco, a lomos de sus caballos a los que habían vendado los ojos. Dicen que las almas de los soldados moros vagan por los barrancos de Alquézar y que algunas noches se pueden escuchar sus gritos de agonía.

2.3. Leyendas escatológicas. -  Aquellas que nos hablan de seres del inframundo, brujas y demonios son las más habituales. Respecto a estas primeras, tanto el Pirineo Francés como español está repleto de historias relacionadas con estas malvadas mujeres. El antropólogo español José Dueso ha realizado un trabajo de recopilación de relatos encomiable y obviamente también de escritura. En su obra Leyendas de brujas en el Pirineo fantástico ha sabido transmitir como nadie los ambientes, las atmósferas y el miedo a lo sobrenatural sin perder el punto esencial de la leyenda. Ninguno de sus relatos se repite y ha sabido darnos no solo un conjunto de leyendas orales sin igual, sino además un viaje maravilloso por ese lugar de magia que son los Pirineos.

Dicen que las brujas del Pirineo son las más grandes brujas de todos los tiempos, las verdaderas brujas, y que todas las demás son solo pobres imitaciones de ellas. Dicen, también, que las pirenaicas fueron las primeras brujas de Occidente, las que se entregaron al diablo en figura de macho cabrío cuando nadie todavía lo había hecho y las que inventaron el aquelarre, las que antes se convirtieron en gatos negros, las que descubrieron el vuelo en escobas y, por supuesto, las pioneras en dar con sus pobres huesos en las hogueras encendidas por las inquisiciones de turno. Además, dicen que del Pirineo se extendieron como una mancha de aceite por Europa, hacia el norte, y por la península ibérica, hacia el sur. Pero, sabido es, del mismo modo, que se dicen tantas y tantas cosas… (Leyendas de brujas en el Pirineo fantástico, José Dueso).

 

La prueba fehaciente de que estas creencias estaban bien arraigadas en esta zona es la cantidad de “espantabrujas” que se pueden ver todavía en las casas. Son unos elementos pétreos, a menudo figurados, a los que tradicionalmente se han atribuido funciones protectoras. Según esta visión, los ‘espantabrujas” cumplirían la función de impedir la entrada de “malos espíritus” en la vivienda a través de la encumbrada chimenea. Y para proteger las puertas, la gente colocaba en las casas las cardinchas (flor de forma solar).

Las brujas del Pirineo se reunían siempre en las cimas de las montañas. Aquí encendían hogueras y realizaban aquelarres para venerar al diablo, que tomaba forma de macho cabrío. Después, regresaban a los pueblos para hacer maldades.

Por el tubo de la chimenea bajamos nosotras, cuando por las noches todos duermen en las casas; nos acercamos a la cama de la virgen y entibiamos sus sueños con imágenes obscenas que la angustian, engañamos al marido con los celos, después de tentar a la esposa con el adulterio, y antes de marcharnos matamos a los animales en los establos (Dueso, 2015: 145)

 

La historia más famosa de la brujería en España la encontramos en el Pirineo navarro con las brujas de Zugarramurdi. La caza de brujas se desató en él a principios del siglo XVII. Terminó con un auto de fe redactado por la Inquisición que condenó a morir en la hoguera a once personas acusadas de brujería y prácticas satánicas.

2.4. Leyendas Rurales. -  Sobre todo en los Pirineos vamos a encontrar este tipo de relatos. Cada región o zona tiene un tipo determinado de mitos o creencias. Así pues, veremos que estas historias son muy diferentes dependiendo en el Pirineo que nos encontremos. En el Pirineo Navarro y Vasco son muy típicas las historias del Basajaun. En el Pirineo Navarro también son especialmente conocidas las de brujas o todo lo relacionado con ellas. Y en el Pirineo Catalán de cómo se formaron algunos pueblos. 

Una de las leyendas más conocidas de la región de Aragón es “la leyenda de la mujer serpiente”. Cuenta la leyenda siresana que un pastor se hallaba cuidando su rebaño cuando descubrió una cueva y penetró en su interior. Allí descubrió a una mujer que tenía cuerpo de serpiente y que se estaba peinando frente a un espejo. A su lado había una gran cantidad de tesoros entre los que figuraba un deslumbrante cáliz, que la leyenda designa como El Santo Grial. El pastor se adentró en el interior disimuladamente, y aprovechando un descuido de la mujer, (o mora, o bruja, como también se la denomina), se hizo con la brillante joya y salió huyendo del lugar. Pero fue descubierto por su poseedora, que no dudó en salir tras él. El pastor, atemorizado, corrió hasta la iglesia de San Pedro de Siresa y pidió al santo que le abriera las puertas y que le diera su protección, como así fue. Las puertas se abrieron, entró el pastor en el interior del templo y éstas volvieron a cerrarse. La perseguidora, viéndose burlada, dio contra el pórtico un enorme coletazo y quedó para siempre convertida en piedra. Su huella quedó marcada en uno de los sillares, probablemente un fósil del corredor de entrada. Se dice que en un hueco abierto en el altar mayor de la iglesia se depositó el Santo Grial, leyenda que nunca ha sido olvidada, sino que permanece en la memoria viva de los habitantes de Siresa y de toda la región.

La riqueza de la leyenda pirenaica como podemos ver es extrema. Basta con hojear el Guide des Pyrénées mystérieuses de Bernard Duhourcau, Le Panthéon pyrénéen de Olivier de Marliave y Jean-Claude Pertuzé, Aragón Legendario de Juan Dominguez Lasierra o 50 lugares mágicos de los Pirineos de Carlos Ollés Estopiñá, para convencerse.

 

3. CUENTOS POPULARES O FOLKLÓRICOS

Existen diferencias notables entre las leyendas y los cuentos populares o folklóricos. Ambos presentan una gran similitud, tanto que con mucha frecuencia se presentan conjuntamente publicados. La leyenda, como hemos visto, tiene unos trazos históricos y geográficos evidentes al situar los hechos en lugares más o menos localizables que son protagonizados por personajes históricos o acompañantes de los mismos que bien pudieron existir (Tenéze, 1969).

Por el contrario, nos encontramos con un cuento cuando no hay referencia geográfica identificable alguna, los hechos suceden en un bosque, en el mar, o en el castillo encumbrado de un país muy lejano, y tampoco es posible la identificación de los personajes que suelen ser indefinidos: un rey, un labrador, un pescador, etc., y, a veces, son calificados con adjetivos comunes: el hermano mayor, el hermano menor; el más diligente o perezoso; a lo sumo sus nombres, cuando aparecen, son los comunes de la zona geográfica donde se recopilaron, muchas veces sirviendo para dar título al cuento: Pedro el de Malas, Juan el Oso que veremos más adelante.

Según Juan Domínguez Lasierra, el cuento “es pintura de tipos, de caracteres, de usos, de ambiente, de paisajes, un trozo de vida llevado al papel, como el pintor lo lleva al lienzo”. Para Julio Camarena el cuento es “una obra en prosa, de creación colectiva, que narra sucesos ficticios y que vive en la tradición oral variando continuamente” (1995:31). En los cuentos folklóricos del Pirineo encontramos toda una serie de seres fantásticos y personajes comunes en toda la cordillera, pese a sus diversas denominaciones. Así, por ejemplo, encontraremos historias de fadas (hadas), moras, donas d’aigua, lamias, lavanderas (todos ellos personajes femeninos no humanos, de gran belleza, con poderes mágicos y relacionadas con la naturaleza o el agua), brujas (denominación genérica para referirse a seres fantásticos o mágicos), duendes (responden a muchas caracterizaciones; presentan un reducido tamaño, son traviesos y juguetones) y dragones (animales fantásticos), árboles mágicos o espíritus de la montaña.

Son muchos los escritores que han dedicado su tiempo y su obra a la recopilación de estas tradiciones orales en forma de cuentos. Además del citado Juan Domínguez Lasierra (1943-), destacan Rafael Andolz (Jaca, 1926 - Huesca, 1998) con sus libros “Leyendas del Pirineo” (1994), “Cuentos del Pirineo para niños y adultos” (1995), “El Pirineo. Cuéntamelo, yayo” (1997) o “Marieta” (1998); Eusebio Blasco Soler (Zaragoza 1844, Madrid 1903) con sus “Cuentos aragoneses”; Jacint Verdaguer (1845-1902) en Cataluña y su famosa obra “Canigó. Llegenda pirenaica del temps de la Reconquista” (1886), Felix Arnaudin (1844-1921) en las Landas, Eugène Cordier (1823-1870) en Bigorre, Horace Chauve (1873-1962) en el Roussillon, entre muchos otros; todos estos escritores “nos permiten hoy revivir este mundo imaginario, todavía marcado por una locura juvenil y una libertad que nos sorprende” (Cosem 2017: 7).

Existen varias obras que recopilan estos cuentos folklóricos, entre los que destacamos Pirineo, un país de cuento (2003), obra que recopila a una treintena de escritores de toda la cordillera (vascos, aragoneses, catalanes y occitanos) y un mosaico de historias que beben de las fuentes de la tradición oral, del universo legendario y mítico, o de la realidad casi siempre dramática de anónimos personajes. De la chaminera al tejao. Antología de cuentos folklóricos aragoneses (2010), en dos volúmenes que Carlos González y Pep Bruno han recopilado y editado dentro de la colección Tierra Oral de la editorial Palabras del candil, de Guadalajara, con historias recogidas de la tradición oral y rural. En ellos se incluyen cuentos folklóricos recopilados por los principales investigadores de este género en las diversas variedades de sus tres lenguas y ordenados por González conforme el Índice Internacional del Cuento Tipo. En el primer volumen encontramos cuentos de animales, que siguen la tradición de las fábulas, maravillosos o de hadas, religiosos, y cuentos novela. En el segundo, aparecen los cuentos del ogro estúpido, cuentos de fórmula y de brujas, y chistes y anécdotas, el subgénero más popular en Aragón, España y el resto del mundo.

No podemos cerrar este capítulo sin hacer mención del cuento quizás más conocido que se puede encontrar a lo largo de la cadena montañosa y este no es otro que Jean de l'Ours. Mientras el oso desaparecía paulatinamente de los bosques europeos, este animal seguía muy presente en los Pirineos: animal salvaje temido y cazado, tanto depredador como presa. En toda esta cordillera, como en otros países y en varias lenguas, desde el Juan Artz o Xan de l'Ours de los vascos hasta el Joan de l'Ós catalán, encontramos la historia de un niño peludo nacido del apareamiento de un oso y una mujer. Esta historia refleja el papel mitológico que desempeñaba el oso, vinculado a la fertilidad, tanto en Europa como en el resto del mundo. A través de él, se revela un poco del alma pirenaica: el origen oscuro e incierto del héroe, hijo de una bestia que rondaba tanto la imaginación como la vida cotidiana de los habitantes del lugar. También esa necesidad de huir: todos los pueblos carecían de recursos suficientes para alimentar a sus hijos. Además, la experiencia de la vida y la constatación de que la fuerza no era suficiente, que había que ser astuto y quizás más emprendedor, inteligente. Jean de l'Ours es, sin duda, el cuento que más éxito ha tenido gracias a los almanaques. La mitología vasca a veces equipara a Juan el Oso con Basajaun o Baxajaun, personaje mítico que hemos visto precedentemente.

 

Conclusión

Los Pirineos no forman un conjunto coherente y uniforme. Cada valle alto se comunica más fácilmente con las tierras bajas que con su vecino fronterizo. Como cuando los habitantes cruzaban para ir a las ferias e incluso al exilio. Pero es cierto que la geografía impone a las personas actitudes, formas de concebir el mundo e incluso sueños similares. Un agricultor o un pastor de Aragón se siente igualmente unido a su primo de la región de Ariège. A ambos lados de la cadena, las ideas no han dejado nunca de circular, ni de fluir. Así que podemos considerar que existe un conjunto cultural pirenaico con, por supuesto, especificidades pertenecientes a otras culturas como pueden ser las vascas y las catalanas.

Y aunque se hayan extinguido las antiguas veladas que al calor del hogar alimentaban los mitos, leyendas y cuentos, otras formas de convivencia están naciendo y estamos seguros de que la larga historia de los cuentos y las leyendas del Pirineo no ha llegado todavía a su fin.

Bibliografía

Abarca, Alberto y de Meer, Mariano, La leyenda del Aneto, Editorial Pirineo.

Blasco Soler, Eusebio, Cuentos aragoneses, Zaragoza : Taula, D.L. 2013.

Camarena Laucirica, Julio, “El cuento popular”. Anthropos: Boletín de información y documentación, Nº 166-167, 1995.

Cordier, Eugène, Les Légendes des Hautes-Pyrénées, Association Guillaume Mauran, Tarbes, 1986.

Cosem, Michel, Les plus beaux contes des Pyrénées, Éditions Cairn, 2017.

Dominguez Lasierra, Aragón Legendario, Editorial DELSAN, 2009.

Marliave, Olivier de, Panthéon Pyrénéen, illustrations de Jean-Claude Pertuzé, Toulouse: Éditions Loubatières, octobre 1990.

Marliave, Olivier de, Trésor de la mythologie pyrénéenne. Éditions Esper (Toulouse), 1987, éditions Sud Ouest, 1996

Pertuzé, Jean-Claude, Pyrène, (texte et illustration), éd. Loubatières, 1997.

Pertuzé, Jean-Claude Les chants de Pyrène, éditions Loubatières, 4 vol., 1981-1984, rééd. intégrale 2003 (BD)

R. Almodovar, A., Cuentos maravillosos españoles. Ed. Crítica (Grijalbo). Barcelona, 1982.

Tenéze, M. L. (1969) : « Introduction à l’étude de la littérature orale : le conte », Annales Economie, Societé, Civilisations, 24

UNESCO, Convención para la salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial. 2003. URL: <http://unesdoc.unesco.org/images/0013/001325/132540s.pdf>



[2] Pyrene, en griego antiguo Πυρήνη / Pyrḗnē, es la hija de Bebryx, el héroe epónimo de los Bebryces, pueblo que la mitología, que no es geógrafa, sitúa en Bitinia.

[3] Silius Italicus, Punica, Les Belles Lettres, Paris, 1979, p. 86-88.

[4] Interreg surgió en el año 1990 para cofinanciar proyectos de cooperación transfronteriza. Con el paso de los años se ha convertido también en un instrumento de financiación de programas de cooperación transnacionales e interregionales.

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